Son muchos los alcances y aprendizajes que podríamos extraer del estudio de las tendencias en la sociedad y en la familia chilena, pero la finalidad es visualizar las transformaciones en la familia.
Transformaciones que intentaremos abordar con respecto a las formas que adopta la vida en familia en Chile, identificando algunos de sus principales cambios-
Una de las instituciones que realiza una de las intermediaciones más relevantes entre el individuo y la sociedad Es la ‘familia’. Es el lugar donde se forja la cultura y donde se transmiten la memoria y la herencia cultural de la humanidad. Es en ella donde se aprenden formas de enfrentar y resolver conflictos, el desempeño de roles y responsabilidades entre hombres y mujeres, el ejercicio de la libertad y autonomía personales, el compromiso, la solidaridad y la búsqueda del bien común.
Desde la perspectiva de los hijos e hijas que en ella viven, la vida familiar es el contexto primario de formación y socialización. Desde los padres, el de desarrollo y realización personal. Ir haciéndose adulto en familia, supone el establecimiento de un compromiso de relaciones intimas y privilegiadas, con al menos otra persona. De esta manera, las familias no son sólo núcleos de subsistencia y reproducción, sino ámbitos de subsistencia en común, de comunicación, de afecto y de intercambio sexual. La forma en que cada familia, concreta y actúa estos recursos, definirá la naturaleza de su organización interna y la calidad de las relaciones en su interior. Pero como las instituciones cambian, la familia chilena está cambiando, tanto en la forma de organizarse como en su imagen y en las relaciones que establece entre sus miembros. Las personas perciben este hecho y lo vinculan a la modernización del país.
Los cambios anteriormente mencionados, entre otros, han generado diversos juicios sobre el impacto cultural en la familia. Se detectan aspectos positivos, como el nuevo rol de la mujer y negativos, como la falta de tiempo para los encuentros familiares.
